¿ Quien quiere estar entre dos fuegos? ¿ Entre dos amores? ¿Entre dos aguas?
Siempre resulta una situación comprometida estar entre dos……lo que sea.
Parece que mermen la personalidad de quien se encuentra en esa situación, que se haga lo que se haga nunca será a gusto de todos, pero en definitiva hay que tomar una decisión. Apostar y reafirmarse.
En interiorismo, por supuesto, también ocurre esto. Y ¿ Por qué digo por supuesto?. Pues porque el interiorismo es un reflejo de la vida misma. Siempre hay alguna “pieza” dominante, otras más discretas. Los colores y la iluminación se manejan cual mano izquierda para hacer que todos convivan en orden. Y, además, existen los espacios “entredós”.
Entre dos vanos, entre dos puertas, entre dos ventanas….
Este dilema lo solucionaron, con gran acierto, los ebanistas de Luis XV. Cambiaron el concepto de “decoración” existente hasta entonces. La preferencia por los espacios más reducidos e íntimos, hizo que las piezas se redujeran de tamaño y aumentaran en número.
Entre otras piezas “diseñaron” el entredós ( d´entre deux).
Pieza de carácter marcadamente decorativo, en su altura se aproxima al chiffonier y en su origen se vincula al cabinet. Suelen crearse por pares. De poca profundidad. con una o dos puertas frontales y estantes en su interior.
Aparte de cumplir su cometido, fue muy utilizado durante el siglo XIX, como soporte para mostrar objetos decorativos.
Boulle & VIBIA |
En la fotografía un entredós con marquetería de Boulle, comparte espacio con la moderna lámpara Corner, diseñada por Oscar y Sergi Devesa, para VIBIA.
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