Ávida lectora, suelo ser yo quien entro a las librerías en busca de algo que me atraiga o despierte mi interés.
En este caso fue al revés.
La librería Isabel de Bellart, con nombre y alma de mujer me fascinó por sí misma.
De interiorismo barroco, iluminación intimista, con gran profusión de complementos decorativos, alusivos a la lectura a la que acompaña, no deja indiferente a nadie.
Trasmite magia, encanto. Te llama desde dentro para que entres, incluso en el caso de que no hayas adivinado lo que venden.
Es lo opuesto a las librerías estandarizadas, lineales, organizadas marcialmente en filas, pasillos, secciones, con iluminación apropiada como para leer el libro allí mismo.
Éste es un espacio de magia y sensibilidad, que se transforma, donde Isabel va añadiendo detalles y complementos semanalmente, como ella me comentó.
Los niños tienen un rincón con encanto al fondo. Creo que es la forma más maravillosa de introducir a los más pequeños en el fascinante mundo de la lectura.
Como diseñadora de interiores estudié detenidamente el local y llegué a la conclusión de que debía analizarlo bajo el punto de vista de su propietaria.
Con sensibilidad y amor por lo que le gusta.
Sé el primero en comentar